Fuera estrés
La palabra «estrés» aparece en el diccionario
como «la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan
reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos». Sin embargo, hay más de una manera de
definirlo, porque el estrés es la reacción del cuerpo ante un
cambio que requiere respuesta física, mental o emocional. Por esto es que cualquier persona puede verse afectada por el estrés, ya
sea por circunstancias positivas o negativas.
Existen dos tipos de estrés: agudo y crónico. El estrés agudo es aquel que afecta a la persona a corto plazo y que se genera a raíz de una situación estresante o exigente como estar en medio de una muchedumbre, estar en un ambiente ruidoso, tener hambre, vivir momentos emocionantes e, incluso, montar en montaña rusa. Por el contrario, el estrés crónico puede tener efectos muy negativos en la salud a largo plazo porque se origina cuando el cuerpo se siente en constante tensión de estrés agudo durante mucho tiempo.
Nuestro cuerpo está programado para generar una respuesta fisiológica ante cualquier amenaza que perciba. Esta respuesta se caracteriza por el aumento del ritmo cardiaco y de la presión sanguínea, la subida de los niveles de glucosa en sangre y la redistribución de la sangre desde el sistema digestivo a los músculos. Estos cambios se producen porque la adrenalina activa el sistema nervioso simpático, que es el encargado de preparar al cuerpo para enfrentarse a la amenaza percibida o para huir de ella.
Con un masaje se puede conseguir relajar el cuerpo y la mente y experimentando cambios que permitiran liberar las tensiones. Cuando el cuerpo está relajado, los problemas tienden a parecer menos importantes y mente y cuerpo vuelven a equilibrarse proporcionando la energía y equilibrio necesario para afrontar el día a día.